El seductor (The Beguiled)
Estados Unidos, 2017, 93′
Dirigida por Sofia Coppola.
Con Colin Farrell, Nicole Kidman, Kirsten Dunst, Elle Fanning, Oona Laurence, Angourie Rice, Addison Reicke, Wayne Peré y Emma Howard.
La tierra hueca
Por Emiliano Andrés Cappiello
Es la época de la Guerra Civil Americana. Una niña de unos doce años camina por el bosque recolectando hongos. Se encuentra con un soldado herido, al que promete guiar a su hogar. Una patrulla enemiga pasa cerca y, para distraerla, el soldado besa a la niña. Suena a una escena rara de poder verse hoy en día en un estreno comercial, y lo es. Pertenece a The Beguiled, pero la de 1971. La misma escena sucede en la adaptación de Sofia Coppola, pero sin ese beso. Esto no significa automáticamente que sea una película mejor o peor, ni que deba compararse con la de Siegel para aprobar. Pero sí es la primera instancia en la película de algo recurrente: una ausencia. El seductor (2017) es una película carente. Sus problemas no son lo que hay en pantalla, que es bastante lindo. Ya sabemos de antemano que Sofi tiene mano para componer imágenes bellas. El problema es todo lo que falta.
La versión de Siegel era bastante controversial. Además de ese beso, Clint fajaba a varias minas, habia una relacion incestuosa dando vueltas y no faltaba algún que otro intento de violación. Es una película oscura y pasional sobre el poder y el deseo, y las crueldades a las que pueden llegar algunos personajes desbordados por esos dos componentes. Costaba imaginar a Coppola hija a cargo de ese tipo de remake. La directora elimina, desde el vamos, cualquier elemento mínimamente polémico, y en el camino se lleva puesta también a una negra, quizás evitando también tener que incomodar a alguien con el asunto de la esclavitud. En tiempos de creciente corrección política, la de Coppola es una película que, como su protagonista, se adapta para sobrevivir. Sin molestar a nadie, deja contentos a sus fans, con sus chicas lindas angustiadas y sus planos bonitos.
Todo esto que quita tampoco estaría mal, claro, en caso de ser remplazado por algo. Pero Sofía se limita a seguir a sus personajes con frialdad, algo contrario a aquello mismo que intenta narrar: la historia de la llegada de un hombre a alborotar un montón de chicas encerradas. La comparación con la original es injusta, en cierta medida, pero también útil. Al seguir la trama de manera casi idéntica, se puede demostrar la importancia de la construcción cinematográfica más allá del guión. Los tiempos y climas de la nueva versión fracasan constantemente. No hay pasión o tensión en ninguno de sus secuencias, a pesar de que la película lo intenta reiteradamente.
Todo es distancia, sequedad. Sus elecciones de casting no ayudan tampoco. La matrona de la casa, por empezar, es Nicole Kidman, que a esta altura comparte más cromosomas con un maniquí que con un humano. Colin Farrell como el soldado es la segunda pifia; en principio porque siempre da chanta, y su supuesta inocencia es difícil de simular, y en la segunda mitad del film, al despojar en parte la personaje de su perversidad, queda finalmente como un pobre boludo. Fanning, que siempre esta bien, sufre del mismo problema en cuanto a la limpieza del lado más oscuro de su personaje, y resulta en un rol irrelevante.
Prescindiendo de todos los temas de la original, el resultado final es una película vacua, que no encuentra proposito alguno para su existencia más que la confirmación de Sofia Coppola como una directora con muchas oportunidades para filmar pero nada que decir.
