#PostBafici 2017 – (9): Strange birds

Por Federico Karstulovich

Strange birds
Francia, 2017, 70′
Dirección: Elise Girard
Intérpretes: Lolita Chammah, Jean Sorel, Virginie Ledoyen, Pascal Cervo

Amor y anarquía

Por Fernando E. Juan Lima

Mavie (Lolita Chammah) tiene 27 años y recién llega a Paris. La estancia en la casa de su amiga no es lo que esperaba: la agitada vida sexual de su anfitriona torna muy incómoda la convivencia. Así, el aviso encontrado en un bar que ofrece trabajo en una librería, con alojamiento incluido, parece la oportunidad perfecta para hacer más llevadera la estancia en la capital.

Georges (Jean Sorel), es el dueño de la librería en cuestión. Tiene 76 años y parece estar de vuelta de todo. Entre distraído y desinteresado (incluso de lo que tenga que ver con el dinero), si algo lo lleva a contratar a la recién llegada es la posibilidad de que alguien ordene un poco su caótica (por desordenada, no porque se encuentre animada por una explosión creativa) existencia.

La posible historia de amor entre dos contendientes ciertamente desparejos es algo que forma parte de la deriva, pero la búsqueda rumbea para otro lado. Claro que nada impedirá que la relación amorosa vaya creciendo, pero eso sucede de una manera tan extraña como la de esas gaviotas que no dejan de caer desde el cielo, pesada e inesperadamente. La deconstrucción del proceso de enamoramiento tiene menos de amour fou (flechazo irresistible, inexplicable, que desafía todas las reglas), que de Amour fou (2014), la excelente comedia de Jessica Hausner, con la que comparte el extremismo de la literalidad y el amable surrealismo. Si en esta última la mirada tenía que ver con el romanticismo y la relación entre el amor y la muerte, en Strange birds el amoroso y excéntrico acercamiento hace foco en la pasión amorosa y política y las medidas de acción directa con voluntad revolucionaria. Así, la aparente misantropía de Georges parece relacionarse con un pasado (¿también un presente?) ligado con algún tipo de actividad terrorista.

La librería es principalmente una excusa, el lugar perfecto para que se encuentren personajes como estos. El hecho de que la presencia de algún cliente no haga sino incomodar a Georges (que claramente no tiene interés alguno en vender un libro), y el creciente espacio que va ocupando la nueva empleada Mavie (sí, “mi vida” en francés, única posible concesión a la tentación metafórica o demagógica), confirman aquella sospecha de que no estábamos ante la típica comedia romántica que une a personajes dispares. El interés por los libros y la mirada ácida sobre la actualidad van empujando los límites del humor hasta llegar al sinsentido. La renuncia a lo figurativo, la lejanía y el extrañamiento abrazan un surrealismo textual, exacto, propio, que no olvida en el proceso de construcción (o hallazgo) a sus encantadores personajes.

Es bastante odiosa esa manía que tenemos los críticos de tejer relaciones con otras obras, a veces caprichosamente, para tratar de explicar lo que una película nos genera. Antes hice referencia a Amour fou, y no me arrepiento. Pero encuentro aquí también una búsqueda que dialoga con el cine de Eugene Green (Le monde vivant, Le pont des arts, A religiosa portuguesa, La sapienza, Le fils de Joseph). Y eso no puede ser sino algo bueno.

¿Te gustó lo que leíste? Ayudanos con un Cafecito.

Invitame un café en cafecito.app

Comparte este artículo

Otros ArtÍculos Recientes

Enterate de todo...

Recibí gratis todas las novedades en tu correo a través de nuestro Newsletter